El Vendrell: Salvad a 'La Manuela'

La histórica barca de pesca se deteriora el playa de Sant Salvador

07 octubre 2018 17:13 | Actualizado a 07 octubre 2018 17:31
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Reposa degradada en la  playa de Santa Salvador. El paso del tiempo no perdona y el olvido menos. Entre planchas de padel surf, patines y kayacs, La Manuela aún mantiene la dignidad. Qué sabrán ellos lo que son los golpes de mar, parece meditar.

Es la última muestra de un pasado pesquero en la playa de Sant Salvador de El Vendrell que pocos recuerdan. Como explica la publicación L’Abans, cuando acabó una época de comercio de vino y aguardiente, sólo quedó la agricultura y la pesca. 

Exportación
En el siglo XVIII el puerto de Sant Salvador tuvo una gran actividad exportadora de caldos que impulsó el oficio de botero que llevó a la apertura de muchos talleres en la localidad.

El abuelo Nin a finales del XIX dejó El Vendrell para ir a Sant Salvador a trabajar de botero. Las botas se ligaban a cuerdas y eran arrastradas desde los barcos fondeados a más profundidad. Pero la llegada del ferrocarril (1864-1865) dio la puntilla a aquel transporte marítimo.

Campaña
Tres familias optaron por el mar. Eran los Esperrillaire, los Calau y los Parranda, del abuelo Nin, que construyó su primera barca.

Con ella realizaba pesca de bajura para capturar sepias y en una zona entre Les Madrigueres y las primeras casas que había en Sant Salvador, el banco de algas era ideal para atrapar peces de escama. Eran los más apreciados en el mercado, como los meros, congrios, salmonetes, lenguados, langostas, langostinos...

Campaña
De esa época apenas sólo queda el recuerdo de La Manuela, la barca que languidece frente a su mar. Por ello un grupo de vecinos de Sant Salvador han iniciado una campaña para intentar salvar a esa histórica embarcación. 

 

 

El objetivo es mantener una parte de la historia del núcleo. Y que La Manuela pueda seguir siendo un símbolo y una muestra de lo que fue aquella playa que hasta 1924 tuvo su aduana. 

Trabajo duro
Difícilmente podrá volver a surcar las aguas como cuando Emilio Nin, su padre y su hermano salían por la tarde a lanzar las redes y la recogían al anochecer. Recogían las capturas y las conservaban en hielo. Como recuerda L’Abans, tras la cena y algo de descanso, sobre las tres de la madrugada volvían a salir al mar y regresaban a las nueve de la mañana. En la playa les esperaba entonces Manuela Felipo, la madre, que era la encargada de vender el pescado. 

 

Los primeros veraneantes eran los principales clientes durante el verano. En invierno el pescado menos apreciado lo llevaba a las casas del barrio ferroviario, que estaba en pleno apogeo y el de más valor económico lo enviaban a la lonja de Barcelona.

Está por ver cómo se salva La Manuela, que debería ser patrimonio histórico de El Vendrell.
En Calafell la Associació Patí Català ya ha recuperado diversas barcas históricas que durante décadas formaron el paisaje marinero y que con el paso de los años estaban en una situación similar a La Manuela de Sant Salvador. Algunas incluso han vuelto a surcar las aguas.

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