El Festival de Cultura Urbana de El Vendrell reservó un espacio para un concurso de grafiti en el paso bajo las vías de tren, en la zona de los jardines de Emili Vidal del barrio del Puig.
El concurso, además de demostrar la pericia de los participantes con el spray, buscaba concienciar a los jóvenes de la necesidad de respetar el mobiliario urbano y pintar en zonas autorizadas, además de realizar trabajos de calidad.
Los organizadores de este concurso de grafiti impulsan también de esta manera el civismo entre los aficionados a la práctica. En este sentido, el área de Joventut del Ayuntamiento ofrece la posibilidad de que los grafiteros propongan la pared en la que quieren plasmar su obra y desde el departamento de juventud se gestionan los permisos y se avisa a la Policía Local para que los artistas no tengan problemas.
La iniciativa ha tenido una gran acogida entre los grafiteros, ya que saben que de esta manera, además de pintar con tranquilidad, garantizan que su obra va a tener durabilidad.
Código de honor
Daniel Utge, de Joventut de El Vendrell, explica que los grafiteros cumplen un código por el que no se pisan las obras de los otros. «Una obra es respetada por el resto, lo que supone un reconocimiento».
Hasta hace unos meses el Consistorio también pedía el boceto de la obra a realizar, pero ahora se evita esa condición. La iniciativa de que los jóvenes avisen al Ayuntamiento de los lugares en los que pretenden pintar ha logrado un orden y evitar que muchos muros aparezcan grafiteados de forma descontrolada y sin calidad.
En este sentido, destacan que los bazares chinos han comenzado a vender sprays a un euro, lo que facilita el acceso a la pintura a muchos jóvenes que nada tienen que ver con los grafiteros que defienden la actividad como un arte. Ese era también el objetivo del concurso de El Vendrell. Los organizadores destacaron la calidad de los participantes y de las obras que quedarán en el paso desde el casco urbano de El Vendrell hasta el barrio del Pèlag.
Los ganadores fueron Francisco José Lara, de Sant Sadurní; Macing Pawel, de Vila-seca; y Jorge Planas, de Vilafranca.