Entre el público podías ver a niños y niñas hablando con sus padres en catalán, en castellano, en inglés, francés o italiano. Eso poco importaba, porque todos ellos se troncharon por igual con los dos payasos malabaristas que tomaron ayer el paseo Jaume I de Salou con su minicirco ambulante. Sin pronunciar una sola palabra, los dos clowns se pusieron en el bolsillo a grandes y pequeños con sus divertidas acrobacias, sus ocurrencias imposibles y sus diálogos mudos. Las Nits Daurades vivieron una jornada especialmente pensada para las familias que no defraudó a nadie.
No necesitaron más que un par de taburetes, unos altavoces, unos malabares y unos aros para acabar de redondear la tarde de playa a decenas y decenas de chiquillos que se acercaron a verles. Primero junto a la fuente de los caracoles, al lado del Club Nàutic, y luego siguiéndolos en sus otras paradas por el paseo Jaume I con su carro y su descaro.
La música circense empezó a sonar pasadas las 7 de la tarde y ya no hubo freno. Poco a poco, los dos payasos fueron atrayendo a más y más niños, un público agradecido que, tras la sorpresa inicial, se entregó por completo con aplausos y carcajadas. Por el camino, a algún que otro padre también le tocó hacer de voluntario y sacudirse la vergüenza para disfrute de los críos.
Una de ellas era Júlia, que no perdía detalle mientras su madre y sus tíos la aupaban entre el público. «Es muy agradable encontrarte este tipo de espectáculos por la calle. Habíamos visto el escenario del paseo, pero no sabíamos que había payasos. Está bien que piensen también en los pequeños», agradecían.
Para Rodrigo y su hermana pequeña, Claudia, era la primera vez que veían un espectáculo de payasos. Sentados en el suelo del paseo, no podían ni cerrar la boca ante los locos equilibrismos y cabriolas de los dos payasos. «Mañana acabamos las vacaciones y nos gusta mucho poder irnos con esta experiencia tan divertida», decían sus padres.
Toda la animación de los dos payasos a lo largo del paseo no fue nada más que el preludio para el gran espectáculo que esperaba a grandes y pequeños en el Espigó del Moll. La Festa, montada por la Compañía Believe Teatro, llenó de ritmo y bailes el espigón ante un menudo y entregado público que sudó de lo lindo para seguir las coreografías de los cuatro bailarines que se encargaron de animar la fiesta. Canciones como Chocolate o Soy una taza sonaron a los cuatro vientos mientras el sol se ponía por detrás de los barcos del puerto de Salou.
Una vez cayó la noche tomó el relevo el escenario de la plaza de las Comunitats Autònomes. Allí, los cantantes locales Marcos San José y Agustín Aspa con su grupo Habana ofrecieron una pizca del talento local en un concierto en el que se pudieron dar a conocer frente a un numeroso público que se acercó a disfrutar de la música en vivo. Hoy, las Nits Daurades cambian de tercio y se llenarán de rock & roll con el grupo del actor salouense William Miller, L.A. Vamps, y las bandas Superatómica y Cocktail Tributov (a partir de las 21 horas).