La identidad o identidades de los fragmentos de huesos localizados el pasado verano siguen siendo una incógnita. Así lo explican fuentes de la Guardia Civil que fueron los encargados de recopilar estos fragmentos aparecidos en el fondo marino en las primeras semanas de julio. Ocho meses más tarde, las pruebas y estudios realizados no encuentran coincidencia con las bases de datos de desaparecidos. Y por tanto, sigue siendo una incógnita a quién perteneció este cráneo o el resto de fragmentos localizados.
La historia del cráneo se conoció los primeros días de julio. Un vecino de Zaragoza con segunda residencia en Torredembarra se fue a bucear en la playa de Els Muntanyans y localizó a unos cien metros de la orilla este cráneo incompleto.
El submarinista se dirigió a la torre de vigilancia y allí se informó a la Policía Local y posteriormente a la Policía Judicial de la Guardia Civil, con base en el cuartel de Salou, que asumieron el caso.
A partir de este primer hallazgo, la aparición de más huesos, algunos humanos y otros no, empezó a ser una constante en las playas colindantes a Torredembarra. Así, hasta mediados de agosto se habían recopilado hasta 18i fragmentos de diferentes partes del esqueleto humano.
ADN complicado
El proceso es largo y la dificultad radica en la localización de alguna muestra válida de ADN para poderla comparar para poder poner nombre y apellidos a este cadáver parcial. Las condiciones de conservación en el fondo del mar para el ADN son muy escasas.
Y precisamente, desde el Institut de Medicina Legal se trabajó desde el primer momento en estos fragmentos para poder extraer información e identificar a las personas o al individuo al que podrían pertenecer. El caso se entró en el Juzgado de Instrucción número 7 de El Vendrell y es el órgano judicial competente en este asunto.
Las pruebas e indicios obtenidos no han tenido coincidencias en las bases de datos que maneja la Guardia Civil y ello hace difícil poder identificar los restos óseos (todos o en parte).
La hipótesis por confirmar
El fragmento más importante de esta ‘colección’ es un cráneo parcial y carece de dentadura (una de las partes con más probabilidad de extraer ADN en estos casos). Luego también se localizó un fémur y un trozo de cadera. Han seguido vértebras e incluso una costilla.
A nadie se le escapa que hace casi cuatro años, en 2019, una fuerte riada en L’Espluga del Francolí dejó varios muertos y dos desaparecidos, que nunca más se supo de sus cuerpos. Esta es una de las líneas de investigación abiertas, pero sin descartar otras posibilidades.