Doce días más tarde, ayer empezaban los trabajos para reparar la instalación eléctrica en el número 4, de la calle Riu Brugent, en el barrio de Campclar. Mientras tanto, los vecinos de este bloque de viviendas siguen confinados en sus casas sin luz. Y, como mínimo, hasta este viernes no se llevará a cabo su realojamiento.
La situación se vive con mucha preocupación entre los residentes. Desde el Servei de l’Habitatge de Catalunya se les informó de que a finales de esta semana serán realojados al camping Trillas. No obstante, no saben cómo van a poder mudarse, ni cómo resolverán algunas de las situaciones cotidianas del día a día. «Hay viudas, que viven sola, o gente mayor que no tiene coche, qué van a hacer para ir a comprar», lamenta Rubén Regidor.
Poder abastecerse o ir al médico es tan solo una de las situaciones que les preocupa. El camping, igual que todos los alojamientos turísticos, está cerrado. Esto hace que no haya personal trabajando y, por tanto, no puedan utilizarse servicios como el de lavandería. Por lo tanto, la solución que se ha ofrecido a estas familias es que una empresa se encargue de hacerles la colada. «Nos cobran diez euros por seis kilos de ropa, en casa de mis padres viven seis personas, por lo que hay días que ponen hasta dos lavadoras. Si se están allí un mes les saldrá casi por 500 euros», decía Regidor. Asimismo, estas familias numerosas tampoco saben si en el camping deberán convivir en un único bungalow (los más grandes hacen 46 metros cuadrados), o no.
Y es que otro de los interrogantes es saber hasta cuándo deberán permanecer fuera de casa. En la carta que el Servei Català de l’Habitatge mandó el pasado fin de semana a las familias se informaba de que las obras durarán «un mes aproximadamente». Sin embargo, los trabajadores que ayer iniciaron la sustitución del cableado les habrían dicho que en una semana podría estar acabado.
El cómo
Hay un último cabo que no está resuelto, ya que los vecinos no han recibido ninguna respuesta a la solicitud que hicieron para que alguien se hiciera cargo de la seguridad de las viviendas mientras estén fuera. Una petición que hacen después de que en este bloque hay pisos ocupados y temen que puedan sufrir consecuencias.
Aunque la falta de información no es lo único que ha generado malestar entre este grupo de familias que, por otro lado, hay que recordar que llevan sin gas desde el pasado mes de diciembre. Estas lamentan que Salou, y en concreto su alcalde, no haya permitido que los vecinos se trasladaran a un aparthotel de este municipio, que fue la primera opción. «Entiendo que se preocupe, pero el trasfondo es que no quiere alojar a gente de Campclar, porque se da por hecho que aquí todos somos conflictivos», añade este vecino. Granados exigió que se hiciera la prueba del coronavirus a estas personas para evitar «poner en riesgo la salud de nuestros conciudadanos».
De las 24 familias afectadas, 17 han aceptado las condiciones de la reubicación que han negociado la Agència Catalana de l’Habitatge y el Ayuntamiento de Tarragona. Las otras prefieren quedarse en el edificio y no se descarta que en los próximos días pueda haber nuevas bajas.