A muchos el nombre de Melia Azedarach les sonará a extraño. Sin embargo, es la denominación científica del árbol conocido popularmente como cinamomo o ‘árbol del paraíso’. Aunque esta última definición no se corresponde con la percepción que tienen muchos ciudadanos con respecto al fruto que cae de sus ramas durante buena parte del año.
Muchas zonas en Salou cuentan en sus calles con esta especie arbórea, que ha levantado quejas entre algunos vecinos de la localidad. No por el árbol en sí, sino precisamente por su fruto. El ‘bolillero’, como también se le conoce, ofrece un fruto redondo (en forma de bola y de ahí su sobrenombre) que inunda calles y aceras de la capital de la Costa Daurada, Cambrils, Vila-seca o Tarragona.
Debido a ese fruto redondo, ya son abundantes las quejas ciudadanas que señalan que «es un incordio llegar a casa con las bolitas enganchadas en la suela de los zapatos», remarca José, un vecino que reside cerca del Ayuntamiento salouense y que no entiende que «tenga que esquivar bolas y ramas durante días porque están tiradas sobre la acera».
Peligro para los perros
Pero el gran peligro de ese fruto, una drupa de 1 centímetro de diámetro y forma globosa de color verde y amarillo pálido en la maduración, son sus propiedades narcóticas. Sólo resultan venenosos ingeridos en cantidad, aunque ello afecte especialmente a los animales.
Rubén García también muestra su malestar y recuerda que «cada día que entro por la puerta de casa, tengo que quitarme de encima las dichosas bolitas amarillas que se pegan a las suelas de mis zapatos. Es más, muchas veces van enganchándose también por el ascensor por cada uno de los vecinos del portal que las lleva atrrastrando».
Mientras, para Verónica Sáez, «el gran peligro es que lo ingiera mi perro» ya que la toxicidad de los frutos afecta al ser humano y otros mamíferos, aunque curiosamente no a las aves. Contiene neurotoxinas, en especial tetranortriterpeno; 0,66 gramos de fruta por kilo pueden matar a un mamífero adulto. Los síntomas que puede provocar son vómitos, diarrea, dolor abdominal, congestión pulmonar, rigidez, falta de coordinación y finalmente paro cardíaco.
Así, pues, perros o gatos deberían ingerir importantes cantidades para que les ocasionara la muerte. Ello no evita que «tenga especial atención cuando salga con el perro, para que no le dé por morder alguna de esas bolitas. Porque suele olfatear todo aquello que se encuentra por la acera y muchas veces acaba llevándose a la boca sustancias que cree que son pienso en forma de bolas».
El Ayuntamiento
Por su parte, el Ayuntamiento de Salou ya se ha planteado el progresivo cambio de algunas variedades arbóreas, entre las que está la Melia Azedarach. El magnolio es una de las apuestas del recambio. De este modo evitarían que los frutos del árbol pudieran llegar a afectar a los animales.