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El temporal de mar que se ha alargado durante muchos días ha vuelto a descarnar tramos de playa de Calafell, especialmente en la zona de la plaza del Mil·lenari, una superficie de hormigón que se hizo sobre la arena y que se ha demostrado de un gran impacto que acelera la pérdida de sedimento.
Ahora se está a la espera de comprobar los efectos reales sobre las playas cuando se retire la marea. Sin embargo se espera que en ese tramo vuelva a quedar con muy poca arena, lo que exige una intervención que ya planteó el concejal de Ecología Urbana, Aron Marcos: demoler esa plaza.
No es sólo que el mar haya ganado terreno sobre la costa, que también. Es que esa plaza ocupó muchos metros de arena que ahora se encuentran a faltar para para impulsar áreas de recuperación dunar que ayuden a retener sedimento en caso de temporal.
Porque el intento de asentar playas en Calafell y hacerlas más resistentes a los temporales va a seguir con sistemas de recuperación de dunas y plantación de especies autóctonas que ayuden a retener arena, como anunció el concejal en el pleno municipal.
En los últimos días es visible la dentellada que ha dado el mar en las playas y también como se ha acumulado gran cantidad de algas en la orilla que se han dejado de manera voluntaria ya que también contribuyen a frenar el impacto del oleaje.
Marcos explicó las acciones previstas en las playas en el pleno tras las vacaciones de Semana Santa. Durante estos días se han visto en las redes sociales quejas de algunos vecinos que consideran que acotar espacios para la recuperación dunar ha recortado metros para colocar las toallas.
El concejal explicó que queda espacio suficiente para un uso turístico de la arena, pero que deben tomarse medidas para intentar retener las playas porque de lo contrario en poco tiempo no quedará nada.
En este sentido explica que los consejos y tendencias para asentar los arenales y frenar e impacto de las olas pasa por recuperar la lógica natural del ecosistema con sus especies vegetales, dunas e incluso algas en la orilla que amortiguan el impacto de las mareas a la vez que retienen la arena que arrastra el oleaje.
Durante décadas se han ‘humanizado’ en exceso unos sistemas naturales a los que se ha privado de los elementos que permitían su sostenibilidad. Al mismo tiempo, la colocación de barreras y espigones como norma no se ha mostrado efectiva y ha agravado la situación.