Las estructuras de las ciudades, la movilidad y el crecimiento demográfico concentrado en el entorno de grandes urbes y su área de influencia lleva a un replanteamiento y reformas territoriales.
También del modelo de gobernanza metropolitana una vez se delimite con exactitud el ámbito de esa nueva gran región. Y la gran área metropolitana de Catalunya es la que pivota en los radios de Barcelona
La movilidad, la vivienda y la sostenibilidad son comunes en una región metropolitana. También la promoción económica y las desigualdades sociales. Es una responsabilidad conjunta de gobiernos locales, Generalitat y Estado.
El Cercle d’Economia ha elaborado el informe L’hora de la Barcelona Metropolitana en el que concluye que la mejora de la gobernanza metropolitana a largo plazo requiere de una mirada global al conjunto de retos y propone una reorganización territorial.
La provincia
En esa reorganización el Baix Penedès tiene un papel en clave y el Cercle d’Economia considera que debería pasar al área de Barcelona, pero no es fácil ya que la comarca está en la provincia de Tarragona.
El Baix Penedès es el patito feo para Tarragona y para Barcelona
Pero además la conclusión se coge con escepticismo en la comarca, acostumbrada a ser patito feo para Barcelona y Tarragona sin que de momento haya llegado su transformación con la llegada de inversiones y recursos.
En los últimos 50 años en tres momentos se ha abordado el encaje metropolitano. La primera fue en 1987 con la supresión de la Corporación Metropolitana de Barcelona que dio paso a dos entidades metropolitanas y a las comarcas.
Eliminación
Otra es del 2000 con Informe Roca que revisó el modelo y en 2006 con la revisión y aprobación del Estatut de Autonomía, la creación de la Autoritat Metropolitana de Barcelona y las veguerías.
El Cercle destaca que por los nuevos retos y situaciones se debe «revisar a fondo el modelo de gobernanza de la Región Metropolitana de Barcelona». Es en esa reorganización que aparece el Penedès.
Aunque no detalla el papel de este territorio en la gran región metropolitana, el documento destaca que «no se puede crear un nuevo ámbito territorial sin eliminar otro». Debe prevalecer la simplificación administrativa. Pero «no confundir gobernanza con institucionalización».
La comarca no quiere ser periferia de Tarragona ni contenedor de las actividades que rechace Barcelona
Ese planteamiento genera como mínimo desconfianza en el Baix Penedès que históricamente se siente en tierra de nadie. Administrativamente en la demarcación y provincia de Tarragona y socialmente con grandes vínculos sociales y vecinales con el área de Barcelona.
Ninguneada
Pero siempre ninguneada de un lado y otro. A la cola de inversiones y a la cabeza de necesidades. En territorio estratégico liderando el crecimiento demográfico y olvidada para cubrir esas necesidades.
El planteamiento de nueva organización territorial mete a la comarca en el área de Barcelona. Señala que «debe darse un salto de calidad en la gestión de políticas en clave metropolitana. «Hay que superar el enfoque que ha prevalecido y dotar a la Región Metropolitana de Barcelona de una gobernanza más estructurada, robusta y efectiva.
Para ello plantea dos caminos: actualizar la Ley de Veguerías y constituir el Consejo de Veguería de la Región Metropolitana o ampliar el área metropolitana de Barcelona a más municipios y dotarla de más competencias.
El Cercle d’Ecomonia opta por la segunda. Para la primera coincidiría con el ámbito de la Región Metropolitana pero debe lograr una coordinación con la vegueria Penedès.
La opción del Cercle presenta el problema del encabalgamiento y duplicidades «no deseadas» con las diputaciones provinciales, especialmente con la de Barcelona. Y la provincia es un ente garantizado por la Constitución.
Tarragona tampoco ha sabido hacerse querer por los vecinos del Baix Penedès que miran más hacia Barcelona
Adaptar las provincias y diputaciones al mapa de las veguerías requiere de la modificación de la Ley Orgánica. «No es insalvable, pero hay que tener coraje para superarlas».
El Cercle señala que en Catalunya no se ha consolidado una mirada metropolitana. «Sigue leyendo el mapa en comarcas donde la realidad metropolitana no se tiene en cuenta». Hay que abordar los retos «huyendo del localismo», destaca.
Pese a que durante años se han activado instrumentos de cooperación intermunicipal (consorcios, mancomunidades de empresas,,,) solo han servido para responder a necesidades puntuales, «pero no han sido suficientes».
Solidaridad
¿Qué papel tendría el Baix Penedès en esa región metropolitana? ¿Seguiría siendo el patito feo? Pese a que el Cercle habla de solidaridad y que «los territorios más ricos han de ser solidarios», la experiencia deja poso de duda.
Porque el documento añade que la solidaridad también debe serlo «de los territorios con recursos energéticos». Y en la comarca teme que sus recursos sean suelo para implantar actividades que la urbe echa de su entorno próximo.
Teme que esos recursos no serán para crear un agrorregión que garantice alimento al gran área metropolitana como reclaman los ecologistas en lugar de acoger un monocultivo logístico.
«No articular un sistema de gobierno metropolitano tiene un coste en potencial de crecimiento y bienesar», señala el Cercle. «De ser competitivo a escala internacional y asegurar la cohesión social.
¿Agrorregión, pulmón, residencial... centro logístico para el país?
La comarca teme que las decisiones que la afectan se tomen desde Barcelona sin tener en cuenta la realidad del territorio. El Cercle destaca que la gobernabilidad puede articularse mediante un modelo consorcial o «reforzar el ámbito de gobierno local escala metropolitano». Una gobernanza metropolitana debería asumir competencias de la Diputació de Barcelona.
Reclama además a los gobiernos locales «superar el localismo y aceptar las consecuencias de la interdependencias del municipio que representan con el resto de municipios. La realidad territorial va más allá de los límites municipales».
Reconoce que Barcelona y su Ayuntamiento tienen un papel clave en un mapa metropolitano. «Las asimetrías existentes generan recelos. Hay que hacerlo desde la generosidad».
Es lo que teme el Baix Penedès, acostumbrado a poner la otra mejilla.
Las reacciones a la propuesta:
- Kenneth Martínez, alcalde de El Vendrell: «No somos periferia»
«Es un debate a afrontar», señala el alcalde de El Vendrell, Kenneth Martínez, Pero lanza una advertencia.
«El Baix Penedès no debe ser considerado como un extrarradio sino parte integral del área metropolitana. No debemos ser periferia».
«El camino es encontrar lazos. Pero no somos un territorio de paso. La movilidad es clave pero también debe beneficiar a la gente de aquí».
Martínez incide en las políticas de vivienda. «El Baix Penedès es la comarca que más población recibe desde el área de Barcelona».
Destaca además que Barcelona ha perdido 15.000 alumnos en los últimos años «y muchos de ellos están en el Baix Penedès».
«Somos la Catalunya que se llena y donde están las necesidades de la población».
En Barcelona hay una gentrificación y «se está invirtiendo en Barcelona cuando mucha gente ya se ha desplazado. Se ven beneficios sociales en favor de la capital cuando nosotros los recibimos sin recursos».
Pero añade «que Tarragona no se desentienda del resto de comarcas de la demarcación».
- Ramon Ferré, alcalde de Calafell: «No ser el contenedor»
«Lo primero que hay que reconocer es que el Baix Penedès está dentro de la región metropolitana de Barcelona por las dinámicas de los vecinos en su día a día laboral, formativo, de salud...».
Pero Ferré señala que «la realidad administrativa es que estamos en la provincia de Tarragona».
Y en este sentido el alcalde de Calafell pide «solucionar el tema de una vez porque no estamos ni en el área metropolitana de Barcelona ni en el de Tarragona ni en ningún lado».
El alcalde señala que a partir de que se aclare esa situación podrá hablarse e los otros temas «porque ni sentimos una pertenencia ni nos podemos aprovechar de los beneficios del resto de comarcas en inversiones y servicios».
Reclama que cualquier decisión debe tener en cuenta las necesidades y realidad del Baix Penedès y que la comarca no sea el contenedor de las actividades que no se quieran en las capitales. La una o la otra.
«Hay muchas necesidades y faltas de inversión y de esa situación todos deben ser conscientes».
- Jaume Casañas, teniente alcalde de Cunit: «Veremos si no esconde la cabeza»
Es un documento atrevido y actualizado porque el mapa actual es de 1980. La Ley de Veguerías se aprobó en 2010 y modificó en 2017 pero no se ha puesto en marcha. Los único que funciona es un mapa de 1980 y otro de 1833.
El teniente alcalde de Cunit, Jaume Casañas señala que el mapa que se propone «es bastante actualizado de las dinámicas territoriales actuales y una propuesta realista».
«El Baix Penedès en su mayoría ya pivota hacia Barcelona. El crecimiento que tenemos es de personas que se desplazan aquí». Pero duda de cambios.
«Veremos si el Govern en su agenda abraza el reto territorial. Ningún gobierno de los últimos 30 años lo ha hecho. Da pocas esperanzas que este lo haga».
Considera Casañas que «el problema de Catalunya es el desequilibrio, mal funcionamiento de infraestructuras, malas políticas de movilidad que se intentan solucionar con parches pero sin visión global».
«Veremos si el Govern afronta el reto o esconde la cabeza y condena a territorios a no tener una respuesta a las dinámicas territoriales».
