Altafulla ha recuperado la posibilidad de instalar dos balsas de laminación para evitar las inundaciones que, con los temporales, sufre el barrio marítimo de Baix a Mar. Roger Ruiz-Carulla, doctor ingeniero geólogo, ha sido el encargado de realizar los cálculos hidrológicos e hidráulicos del proyecto, que hace unos día se presentó en exposición pública a la ciudadanía y que se prevé construir en la rotonda del Puntet, junto al Karting Altafulla.
Ruiz-Carulla explica que «la conca de la Rasa puede transportar fácilmente hasta 100.000 m3 de agua por un período de retorno de entre 5 y 10 años. El caudal tope –el máximo estrés del sistema– se situa entre los 16 y los 22 m3 por segundo». Toda el agua que baja con un temporal debe pasar a través del túnel de 1,5 x 1,5 metros de tamaño que transcurre por debajo de la vía del tren. «Es imposible que tal cantidad lo pueda atravesar, por tanto se desborda», apunta. Además, el doctor resalta que «hay un último canal que esá tapado y que en el tramo final hace subida», lo que comporta un mayor problema a la a hora de drenar el agua.
La conca de la Rasa tiene una superficie de 620 hectáreas, un espacio que no es suficientemente grande como para que allí se pueda construir una presa que evite las inundaciones en Baix a mar. «Hay que buscar otra medida de mitigación del riesgo y ésta son las balsas de laminación, un sistema de almacenaje del agua que para el golpe y luego la deja ir poco a poco», explica Ruiz-Carulla.
Cubrir la capacidad de absorción
Si el proyecto de construcción de las dos balsas tirara adelante, con ambas se podrían absorver entre 120.000 y 130.000 m3 de agua por segundo, según aseguró Roger Ruiz-Carulla. Una, la más pequeña, tendría una capacidad de 31.000 m3, mientras que la segunda podría absorber hasta 109.000. En conjunto, es una capacidad muy superior a los 100.000 m3 que puede llegar a transportar la conca de la Rasa, con lo que el problema de las inundaciones quedaría solventado.
Con los datos técnicos sobre la mesa, el Ayuntamiento ya está valorando la posibilidad de tirar adelante con el proyecto, cuyo coste de ejecución ascendería a más de 1,7 millones de euros –700.000 para la basa pequeña y un millón que se destinarían a la grande–. A pesar de que hacer los agujeros de las balsas es una tarea sencilla, hay que tener en cuenta otras circunstancias como son la expropiación de los terrenos en los que se deberían instalar.
Finalmente, desde el Ayuntamiento confían en poder optar a una subveción de la Agència Catalana de l’Aigua o bien de los Fondos Europeos Next Generation para prever tirar adelante con un proyecto que, sin embargo, primero debería pasar y ser aprobado en el pleno municipal.