Los propietarios de las fincas colindantes al número 8 de la calle Núñez de Balboa, en la urbanización Club Mont-roig, están más que hartos. Las ratas que anidan en el solar; la vegetación frondosa y sin cortar que ha propiciado algún pequeño incendio en más de una ocasión; desconocidos que de vez en cuando acceden a la casa, abandonada; y menores que también la frecuentan se han convertido para ellos en problemas cotidianos. En medio del terreno se alza un chalet semiruinoso e inacabado, sin puertas ni ventanas y con una planta por encima del resto de las otras viviendas.
«Esta casa lleva aquí más de 30 años. Cuando llegamos en 1988 ya estaba así, a medio construir, y con el paso del tiempo se ha deteriorado», explican Joaquima Navarro y Jordi Benet, un matrimonio que vive en la finca anexa y que lucha, junto con otra vecina, Matilde Quesada, para solucionar este foco de insalubridad.
Topan sin embargo con el gran obstáculo de que el titular registral es la sociedad anónima inactiva desde hace muchos años (Líneas Puras) y que el propietario real (la persona que dispone de un contrato privado de compra) siempre se ha desentendido de cualquier mantenimiento y conservación. Una casuística que complica los trámites administrativos a la hora de actuar.
«A raíz de nuestras quejas y peticiones durante los últimos años se han abierto varios expedientes desde el Ayuntamiento de Mont-roig, pero siempre han quedado en saco roto precisamente por esa falta de titularidad», lamenta Joaquima. Menciona por ejemplo los dos que el Síndic de Greuges de Catalunya recogió en su informe cuando los vecinos acudieron a él para tratar de desbloquear el tema, ambos con fecha de 2019: el primero, sobre la «ejecución subsidiaria de las actuaciones de limpieza de la parcela, con un presupuesto de 2.252,55 euros» y otro sobre la «declaración de ruina económica del inmueble, ordenando al propietario la rehabilitación o el derribo de la construcción». Ni uno ni otro llegaron a salir adelante, por lo que el problema persistió.
«Lo peor de todo es que pasa el tiempo y un día habrá un accidente grave y lo lamentaremos todos, porque los niños entran por las ventanas y es fácil que ahí o por el hueco de la escalera sufran algún percance», advierte Joaquima, quien asegura que no va a parar «hasta conseguir que la casa se derribe». Es su objetivo.
A la espera de que se reactiven esos trámites, los vecinos exploran la fórmula del expediente de mayor cabida para forzar al propietario real a escriturar a su nombre y desencallar el tema.
El Ayuntamiento de Mont-roig del Camp, mientras tanto, admite que la circunstancia que la finca no se elevara en su día a escritura pública «ha provocado que todos los procesos que hemos realizado, que ya de por sí son largos y complejos en la administración, se alarguen más».
Explican desde el consistorio por ejemplo que «en 2017 se hizo un primer requerimiento de limpieza; se devolvió por dirección desconocida; se publicó en el BOE y en el tablón de anuncios; se hizo un nuevo informe de inspección, se firmó un primer decreto de multa coercitiva, se inició el procedimiento de apremio a BASE ...»
El Ayuntamiento de Mont-orig del Camp, que este mes de agosto realizó un tratamiento de desratización y desinfección en la finca, asegura además que «se ha hecho un requerimiento para obtener la autorización para entrar en el solar y actuar» y que el próximo paso, «en caso de no obtener respuesta», será la petición «al juzgado para que permita actuar. La actuación consistirá en tapiar puertas y ventanas y una limpieza de la vegetación».