Nuria Ruedas intentó por última vez quedarse en el piso que tenía de alquiler en el número 43 de la calle Carles Buïgas. Hizo fuerza con su cuerpo cuando el cerrajero abría la puerta secundado por los Mossos d'Esquadra. Fue una resistencia simbólica, puesto que el desahucio era imparable.
Hubo un atisbo de esperanza cuando una veintena de personas, convocadas por el Sindicat de l'Habitatge de Reus se reunió en la puerta del edificio con el objetivo de parar la acción programada.
Pero la resistencia y obstrucción del pasado 10 de diciembre, que terminó dando una prórroga a Nuria Ruedas una manchega de Ciudad Real que vino a Salou para ganarse la vida, esta vez no se materializó. Hubo algo de tensión, palabras malsonantes y críticas por la acción, pero a las 9.30 llegaba el cerrajero y pocos minutos después abría la puerta del 1º6ª del edificio salouense.
�� ALERTA DESNONAMENT ��
Volen fer fora la Núria de casa seva. Ho vam impedir fa unes setmanes i ho tornarem a fer DEMÀ!
�� 8.30h
�� C/ Carles Buïgas, 43 (Salou)
Si l’administració no ofereix una ajuda real i pensa deixar-la al carrer, el Sindicat respondrà per guanyar! �� pic.twitter.com/XazEpQ6poV— Sindicat d'Habitatge de Reus (@SHabitatgeReus)January 20, 2021
El desahucio de Nuria Ruedas dejaba una pregunta en el aire. ¿Dónde dormirá a partir de hoy? La respuesta la ha dado el Ayuntamiento de Salou, que desde ayer había activado una línea de ayudas para que la manchega tuviera un lugar donde dormir.
De hecho, una parte de la veintena de personas que arropaban a Nuria en el portal de su edificio se han dirigido de forma pacífica hasta la sede de Serveis Socials del Ayuntamiento de Salou. Su objetivo era presionar o tener la certeza de que la desahuciada tendría un lugar para pasar la noche y no se quedaría en la calle.
Fuentes municipales han explicado que el Ayuntamiento sufragará los gastos de la pensión durante un tiempo para que ella pueda buscar un nuevo alojamiento en la ciudad u en otro sitio.
Nuria trabajaba de limpiadora hasta que tuvo un problema médico, que la ha tenido de baja casi todo 2020. La falta de ingresos motivo el retraso y posterior impago del piso. Y luego la solicitud del desahucio que hoy se ha llevado a cabo.
Hoy, en poco más de dos metros cuadrados de frías baldosas de la calle, sus pertenencias se amontonaban mientras decía adiós a la vivienda en la que ha residido en los últimos meses.