A finales de otoño del pasado año, el Port de Tarragona culminaba la ejecución de un proyecto en uno de sus dominios: la Pedrera de Cap Salou. Implantaba un control de acceso desde detrás del hotel Donaire, en el límite fronterizo con La Pineda (Vila-seca), con el objetivo de controlar las personas que accedían y salían de sus dominios. El importe de esta valla metálica y el sistema de acceso alcanzo la cifra de casi 274.000 euros.
La valla instalada se abre y se cierra mediante el uso de un lector de tarjetas que gestiona la Autoritat Portuària a distancia (no hay personal en el recinto) y uno de los colectivos que pueden entrar y salir es la Societat Esportiva de Pescadors de Canya de Tarragona, que ante el incremento de actividad industrial del Port, debían trasladarse a un lugar más seguro.
Con la valla activada, la entrada en el recinto es más complicada si uno accede a pie. En coche, es imposible sin la apertura de esta barrera informatizada. De hecho, la barrera impide ahora que cualquiera pueda acercarse a esta playa moldeada por la extracción de piedra para el puerto tarraconense.
La decisión del Port de Tarragona no ha sentado nada bien al Ayuntamiento de Salou y tiene muy enfadado a su alcalde, Pere Granados. El alcalde, que ha explicado muchas veces que los fines de semana busca disfrutar de los espacios naturales de Salou, se percató de la barrera cuando estaba instalada. Y lo que más le molestó, según la gente que le conoce y trata con él a diario, es que nadie informó al consistorio de la instalación de esta barrera, si bien el proyecto y su finalización se han publicado en prensa y están en la página web de la Autoritat Portuària.
Trasfondo de relaciones frías
La colocación de la barrera y el paso selectivo a la Pedrera de Cap Salou ha acentuado las frías relaciones entre las dos entidades desde que Josep Maria Cruset es presidente de la Autoritat Portuària. Desde Salou se considera que el vallado de la Pedrera es «una vergüenza» e impide a los salouenses y a visitantes poder pasear por uno de los pocos espacios desurbanizados del litoral de la Costa Daurada.
Se remarca desde el consistorio que el acceso selectivo podría cuestionar incluso la legalidad de la medida, ya que las playas son de uso público y no hay ninguna instalación de seguridad nacional (cuartel militar, instalación nuclear....) que motive el cierre de este punto de la costa.
Pedir la apertura al Gobierno
Las frías relaciones entre el Port de Tarragona y el Ayuntamiento no habían aflorado a la opinión pública hasta hace pocos días, cuando el alcalde de Salou viajó a Madrid con motivo de la jornada Solytur, un evento turístico en la que la capital de la Costa Daurada estaba dentro del grupo de destinos de sol y playa.
Allí coincidió con diferentes políticos y dirigentes del Gobierno. Entre ellos el secretario de Estado de Turismo, Fernando Valdés, al que aprovechó para pedirle que la Autoritat Portuària de Tarragona abra la barrera. Granados lo hizo de forma diplomática. Pidiendo que el Gobierno se sume a este proceso de promoción de espacios naturales que tiene el litoral español y «abra el espacio público cerrado de la Pedrera, que es de su titularidad». La petición en Madrid de un tema del Port sorprende, pero deja claro que no hay comunicación entre el consistorio y la Autoritat Portuària.
¿Qué contesta el Port?
El malestar mostrado por Salou por el cierre de este espacio natural y las malas relaciones que salieron en este encuentro de municipios turísticos en Madrid parece que no han provocado a la Autoritat Portuària.
La respuesta al alcalde Granados el Port es diplomática y sin intención de tensar más las relaciones: «La Autoritat Portuària de Tarragona es sensible a aquellas acciones que contribuyen a impulsar el progreso y el bienestar de los municipios de su entorno y por tanto, está abierta a escuchar a aquellas necesidades que los municipios puedan tener para ver si se pueden implementar».
De momento, los salouenses que han aprovechado el confinamiento para acercarse a la Pedrera, lo han hecho por la parte alta de la zona, en el yacimiento de la Punta de la Cella, pero sin posibilidad de acercarse hasta los guijarros de la playa que baña esta cantera en Cap Salou.