El comisario de los Mossos Ferran López admitió ayer que había un plan «no escrito» por si recibían la orden de detener al entonces president Carles Puigdemont y que solo lo conocían «un reducido grupo» de mandos, y recordó que el mayor Josep Lluís Trapero se puso a disposición de la Fiscalía y el juez.
En el juicio en la Audiencia Nacional a la cúpula de los Mossos por el 1-O, el que fuera segundo de Trapero corroboró la principal estrategia de defensa planteada por el exmayor con el fin de demostrar la falta de connivencia de su cuerpo con las decisiones del Govern que encabezaba Puigdemont.
Según Ferran López, en los días previos y siguientes al 1-O los Mossos desconocían la hoja de ruta para la independencia diseñada por el Govern, y seguían los acontecimientos como «espectadores de televisión». Ante lo que estaba ocurriendo, prosiguió, Trapero consideró que deberían tener «un plan para detener a Puigdemont si declaraba la DUI». Los días 25, 26 y 27 de octubre, día en el que se hizo la DUI, explicó, «en nuestro pensamiento estaba que en cualquier momento nos podía llegar la orden de detenerlo y había que estar preparado». «Visto como estaba el escenario político, era evidente (...) que podía llegar en cualquier momento la petición de detención de un responsable político», insistió.
El comisario lamentó también la situación de «desamparo» en la que se encontró el cuerpo los días previos y siguientes al 1-O. «Era extraño estar bajo las órdenes de un Gobierno que se situó esos días fuera de la ley», dijo. «Era un poco triste», reiteró el que fuera segundo del mayor Josep Lluís Trapero,