El Gobierno ha sacado adelante este jueves en el Congreso la reforma laboral por un solo voto y gracias a un error técnico en el voto telemático de un diputado del PP.
La votación ha sido muy ajustada, con 175 votos a favor y 174 en contra, y con resultado no esperado, ya que finalmente los dos diputados de UPN han decidido no acatar la disciplina de voto y votar en contra de la reforma laboral.
Esto habría dado un vuelco a la votación, ya que de esta forma el bloque del 'no' a la reforma habría alcanzado 175 votos, por los 174 de los partidarios de convalidarla. Sin embargo, un diputado del bloque de la derogación ha acabado votando a favor de la reforma.
Según ha informado tras la votación la portavoz del PP, Cuca Gamarra, se trata del diputado extremeño Alberto Casero, que había pedido el voto telemáticamente. Según ha asegurado a los medios, ha votado a favor por un problema técnico y ha acudido al Pleno a votar presencialmente, pero ya no le han dejado.
Batet llega a anunciar la derogación, para después corregirse
En un primer momento, la presidenta del Congreso, Meritxel Batet, ha llegado a decir que la reforma había sido derogada, al estallar los aplausos en la bancada 'popular', que junto con los diputados de Vox se han levantado a aplaudir.
Segundos más tarde, los servicios jurídicos de la Cámara le han aclarado que, realmente, los votos a favor eran más que los votos en contra, anunciando la convalidación de la reforma, provocando una reacción similar en las bancadas del PSOE y Unidas Podemos, que han acabado coreando "¡Sí, se puede!".
Sin cambios
Para la convalidación del decreto ley con la reforma acordada por los sindicatos CC.OO. y UGT y la patronal CEOE, el Gobierno ha sumado los votos de PSOE, Unidas Podemos, Cs, el PDeCAT, UPN, Más País-Equo, Compromís, Nueva Canarias, el Partido Regionalista Cántabro (PRC), Nueva Canarias y Coalición Canaria. En contra han votado el PP, Vox, ERC, Junts, el PNV, EH-Bildu, la CUP, el BNG y Foro Asturias.
Asimismo, tal y como pretendía el Gobierno, el Congreso ha rechazado la tramitación de la reforma como proyecto de ley, impidiendo así que los grupos puedan proponer cambios a través de enmiendas.
Este rechazo, exigido por la patronal, que ya había avisado de que no aceptaría que se tocara "ni una coma" del acuerdo, ha impedido la negociación de cambios, tal y como han exigido socios del Gobierno, como ERC y Bildu, que le pedían llevar más lejos la reforma.