Los Mossos d’Esquadra han reabierto alrededor de la una del mediodía los accesos a la AP-7 en la Jonquera, después del corte obligado de este martes por las protestas de los agricultores franceses en el peaje del Voló, en Catalunya del Norte. Poco a poco, los camiones han comenzado a circular en dirección norte, aunque se espera que aún haya colapso durante unas horas, ya que había cerca de 750 camiones atrapados en los aparcamientos de Llers, Vilamalla o La Jonquera (Alt Empordà). Todo ello en medio del malestar de los transportistas, que llevan más de un día parados y lamentan que “nadie” les concrete cuánto tiempo durará el corte. “Si al menos dieran un plazo te puedes organizar, pero así solo perdemos dinero”, dice Ricardo Arberola, que va a Marsella.
Las poco más de 24 horas que ha estado cortada la AP-7 por la protesta de los agricultores en Catalunya del Norte han puesto de manifiesto el malestar de los transportistas que se han quedado atrapados. Muchos han tenido que pasar la noche al borde de la N-II o en algún espacio alejado de cualquier área de servicio. Ricardo Arberola viene de Tarragona y este miércoles ya tendría que haber regresado de Marsella, donde tenía que descargar arroz. Explica que puede entender las protestas, pero no que no les faciliten información.
Arberola lamenta no saber nada y tener que esperar a ver qué pasa. Lamenta que él cobra por kilómetro y que estas paradas le hacen perder “tiempo y dinero”. “Si tiene que durar mucho, me sale más a cuenta volver a dormir a casa y esperar a que abran”, explica.
Quien tampoco estaba nada contento con el corte era Vicent Bover. Él salió de madrugada de las Tierras del Ebro cargado con perejil y mandarinas que debía llevar a Perpiñán. Cuando llegó a Llers, los Mossos impidieron que siguiera por la N-II y lo obligaron a esperar en un arcén o buscar un aparcamiento en Vilamalla, lo que significaba retroceder.
Decidió esperar con la esperanza de que la autopista reabriera más tarde que pronto. Bover, sin embargo, se mostraba muy contrariado con las protestas. “Los que siempre lo acabamos pagando somos los mismos. Es muy pesado, muy cansado e incluso un poco insoportable”, se quejaba.
Vicent no pudo llegar a la Jonquera, en cambio, Abdessaman Iffar sí pudo hacerlo. Él acompaña a un amigo suyo que es transportista y que ha realizado dos viajes consecutivos, lo que en jerga del gremio se conoce como “hacer un rebote”. Salió de Murcia hace nueve días, fue a Ámsterdam, de allí a Barcelona y ahora se dirigía a Bonn, en Alemania, cargado con verduras.
Abdessaman reconoce que han tenido suerte, ya que han podido aparcar en una área de servicio de una gasolinera de la Jonquera. “Aquí tenemos servicios y si es necesario podemos ducharnos y comer algo, pero hay muchos compañeros que están varados y no pueden hacer casi nada”, explica.
“Los primeros afectados”
Desde la Jonquera lamentan que siempre son “los primeros afectados” cuando hay algún tipo de protesta en el lado francés. La alcaldesa de la localidad, Míriam Lanero, explica que se les llenaron relativamente rápido las 1.200 plazas de aparcamiento para camiones que tienen y que muchos han tenido que estacionar en los márgenes de las calles y, especialmente, en los de la N-II, que atraviesa el pueblo.
Lanero destaca el trabajo realizado por la Policía Local de la Jonquera y los Mossos para intentar que se pudiera “pasar con normalidad” y no se impidiera la circulación de los vecinos.