Cada vez más niños en nuestro país cursan parte de sus estudios obligatorios en otro idioma distinto al materno, principalmente en inglés, alemán o francés. Hace varios años que la educación bilingüe y trilingüe están en boga, cimentada sobre informes y estudios científicos que avalan los beneficios en el alumnado.
Con una gran parte de los centros educativos ya adaptados, las clases de diferentes asignaturas del currículo escolar obligatorio se imparten en otras lenguas extranjeras, aplicando así programas de aprendizaje integrado de contenidos.
Si bien en otros países europeos como Bélgica, Francia, Grecia, Malta, Italia, Luxemburgo, Hungría o Finlandia la enseñanza trilingüe es obligatoria desde hace tiempo, donde los niños son capaces de dominar varias lenguas desde muy pequeños y de una forma natural, actualmente en España estos modelos de educación todavía varían en función de la comunidad autónoma y se permite que cada centro escolar decida si aplicarla o no y en qué medida.
Mejoras académicas y cognitivas
Resulta indiscutible la riqueza que supone dominar otros idiomas, pero aunque los beneficios son múltiples y variados, uno de los más curiosos a nivel psicológico es cómo ayuda mejorar la seguridad en uno mismo. La soltura en comunicarse en otra lengua también fomenta las relaciones sociales y favorece la plasticidad cerebral.
En una sociedad tan globalizada, disponer de otros idiomas en los que expresarse ayuda a navegar por el mundo de forma más cómoda, libre y con mayor confianza. En este sentido, también impulsa un hecho muy importante como es multiplicar las oportunidades laborales en el futuro, puesto que desenvolverse con una o dos lenguas empieza a resultar un requisito imprescindible en muchas de las ofertas profesionales.
Otra de las consecuencias positivas es que potencia el interés de los alumnos por aprender otras culturas, impulsando su empatía social, ayudando a que tengan una mente más abierta, aumentando su tolerancia, comprendiendo referencias y matices culturales diversos y construyendo interacciones y relaciones con personas de otros países mucho más profundas.
Además de las mejoras en el rendimiento académico y a nivel social, resulta importante destacar el desarrollo cognitivo, ya que ser multilingüe cambia la estructura del cerebro, potenciando mejoras en las habilidades de resolución de problemas, la creatividad, la flexibilidad mental, las habilidades de pensamiento crítico, las habilidades de escritura y lectura la capacidad de memoria y las aptitudes para la multitarea, entre otros.
Sombras en la torre de Babel
Aún con todas estas ventajas desgranadas, algunos padres mantienen dudas por si este modelo educativo basado en la inmersión lingüística puede provocar algunas disfunciones en el aprendizaje de sus hijos y empeorar su rendimiento escolar o su estado anímico motivado por los posibles problemas de comprensión.
Si bien muchas capacidades mejoran, también es cierto que el cerebro de los pequeños debe esforzarse mucho más y no deja de ser un reto para ellos. Además, profesores y educadores advierten de que cabe la posibilidad que no logren alcanzar un nivel satisfactorio en alguno de los idiomas y esto pueda derivar en diversas situaciones problemáticas, tales como el miedo a decepcionar a sus padres, sentirse incómodos en el centro educativo e inclusive, el fracaso escolar.
El hecho de que aprendan diferentes asignaturas en un idioma que quizá se les atasque y no dominen con tanta soltura, podría incitar a una menor comprensión de la misma y llevarlos a empeorar las notas en particular y sus estudios en general. Por todo ello es fundamental que tanto los padres como el profesorado pongan especial atención en cada caso en concreto, a fin de no perturbar los resultados académicos del niño.
Oferta y demanda
Los idiomas con más salida
Dominar un idioma extranjero es un requisito prácticamente imprescindible para acceder al mercado laboral. Según la compañía de recursos humanos ADECCO, las ofertas laborales que demandan el conocimiento de un idioma extranjero representan el 34,73 %; una exigencia que aumenta de forma considerable a medida que se asciende en la categoría laboral.
Sin lugar a dudas, tal y como informa Zizer, el inglés sigue siendo el idioma más demandado a nivel profesional. De hecho, el 92,33 % de las ofertas en las que se solicita conocer alguna lengua lo reclaman. Le siguen en importancia el alemán, cuyo peso es cada vez mayor en el mercado español, así como el francés, el portugués, el italiano y el chino.