La gestación subrogada ha irrumpido por sorpresa estos días en el debate político y social sin que haya un consenso ni siquiera dentro de un mismo partido, y mientras los hay que la rechazan de plano, otros exigen una regulación urgente y unos terceros claman por una reflexión en profundidad.
Lo que sí parece es que el asunto llegará al Congreso, tal y como ha prometido el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, que considera que es «de justicia» hacer «lo que hacen bien en Estados Unidos y Canadá», donde sí está regulado.
Una postura que choca frontalmente con la del PSOE, que la rechaza, como la mayoría de las asociaciones de mujeres, mientras que Podemos aboga por un debate social profundo ante las discrepancias que suscita, al igual que la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (Felgtb). El debate surgió a raíz de que a finales de enero, José Luis García Martín, compromisario del PP de Sevilla al XVIII Congreso Nacional de este partido que arranca hoy, presentara una enmienda a la ponencia social para incluir un nuevo artículo para la puesta en marcha de una ley de gestación subrogada en España.
Nacía así una polémica que no incluía en principio esa ponencia social, coordinada por el vicesecretario de Sectorial, Javier Maroto, y que llegará el sábado viva y sin acuerdo al cónclave popular.
Quienes la apoyan apuestan por una fórmula que evite en todo momento la contraprestación económica para la gestante y están convencidos de que es una forma de promover la natalidad en plena crisis demográfica en España.
Por el contrario, los opositores lo son por completo y repudian la gestación subrogada y cualquier variante, sin término medio.
Desde el PSOE, la postura es común y ya la han hecho pública dirigentes como la secretaria adjunta del grupo parlamentario socialista en el Congreso, Marisol Pérez, que piensa que la maternidad subrogada no es más que un eufemismo. «Estamos en una época de eufemismos y nos gusta usarlos, como es el de la maternidad subrogada, cuando en realidad lo que quiere decir es que alguien nos haga un hijo», subrayó recientemente.
Lo mismo opinan diversas plataformas de la sociedad civil como «No somos vasijas», integrada por asociaciones como la Fundación Mujeres, que creen que «el deseo de ser padres-madres y el ejercicio de la libertad no implica ningún derecho a tener hijos».
De ahí que, según expone en su manifiesto, sean radicalmente contrarias a «la utilización de los vientres de las mujeres con fines de gestación», a que sean usadas como «contenedoras» o a que se compren «sus capacidades reproductivas».
Mientras, en Podemos, la portavoz de Igualdad, Sofía Castañón, ha asegurado a Efe que su postura es la del «debate», que se debe afrontar recogiendo la opinión de la sociedad en su conjunto y de los movimientos feministas, en los que tampoco existe una postura unánime.