A las cuatro de la madrugada empiezan a pasar los patos y los pollos por el matadero. No paran hasta las once de la noche. En estos días frenéticos antes de Navidad, Granja Luisiana (en Deltebre) está sacrificando unos 800 animales al día. En otros momentos del año, como mucho alcanzan el centenar. Con una plantilla reforzada de diez personas (frente a las habituales seis), están a tope de trabajo.
«El 60% de nuestras ventas se concentran en el mes de diciembre: nos jugamos el año», resume Anna Giménez (Deltebre, 51 años), cofundadora de esta explotación agrícola familiar que elabora y comercializa productos avícolas gourmet, con el pato como principal materia prima.
Granja Luisiana está en pleno delta del Ebre. Su nombre no es ningún homenaje a la antigua colonia francesa del delta del Misisipi. Es algo mucho más prosaico. Anna Giménez está acompañada en este negocio por su hermano Lluís (Deltebre, 56 años). Sólo hay que juntar los nombres de Lluís y Anna para que salga la Granja Luisiana. Aunque el guiño al delta del Misisipi está ahí, y todo ayuda al márketing.
Patos enteros, troceados, en magret, fileteados. Micuit, jamón, huevos y confit de pato. El pato es la estrella en Granja Luisiana. Crían unos 15.000 ejemplares al año, que alimentan con un 65% de cereal, además del arroz que ellos mismos cultivan en los arrozales que circundan esta finca de siete hectáreas. Son patos de las razas mulard, mut, collverd y khaki, criados al aire libre, sin fármacos y con libertad para moverse por unas instalaciones valladas. Su sacrificio nunca es antes de los 110 días de vida. Una unidad de pato mulard (el más habitual) procesado y sin despiezar puede ascender a unos 20 euros.
Con los patos, el pollo es el otro clásico para estas fechas. Crían entre 5.000 y 6.000 ejemplares al año (entre pollastres rossos, de pagès y capons), que engordan y sacrifican con los mismos parámetros que los patos, aunque sin arroz en su dieta. El precio de venta al público de un pollo ‘de pagès’ puede rondar entre los 20 y los 22 euros, mientras que por un capón pueden pagarse entre 60 y 65 euros.
Crece la venta online
Nacida hace más de tres décadas como explotación de ganado bovino, Granja Luisiana dejó hace veinte años las vacas para volcarse en la cría de patos autóctonos. Empezaron vendiendo animales vivos para su sacrificio en mataderos, pero pronto se propusieron dar un plus a su actividad. Inspirados en algunas explotaciones familiares que habían visto en Francia y Euskadi, a finales de los noventa incorporaron un pequeño matadero a sus instalaciones (acreditado como una de las dos salas que hay en Catalunya para el tratamiento de aves de caza), para empezar a procesar y comercializar por su cuenta su producto.
La tienda online (www.granjaluisiana.com), con servicio de reparto a domicilio, fue hace apenas dos años la última incorporación al negocio. Supone ya un 5% de su facturación –que el año pasado ascendió a 600.000 euros y que este año prevén incrementar en un 15%–, y va al alza. La mitad de sus ventas, sin embargo, tienen como clientes al sector de la restauración, seguidas por las carnicerías y las tiendas gourmet especializadas (un 25%) y, en último lugar, los particulares que acuden a la tienda física que tienen en su granja.