La Fiscalía ha elevado a dos años de prisión la pena de multa que inicialmente pedía para el periodista Saül Gordillo, exdirector de Catalunya Ràdio y de la Agència Catalana de Notícies (ACN), por tocamientos a una redactora del digital Principal que dirigía cuando se celebró una cena de empresa en diciembre de 2022.
El juzgado de lo penal de Barcelona ha dejado este martes visto para sentencia el juicio contra el periodista, quien tiene otra causa abierta a raíz de la denuncia que presentó contra él una segunda redactora de Principal por agredirla sexualmente la misma noche cuando la llevaba a casa en coche tras la cena de empresa. Por este caso, la Fiscalía le pide cuatro años de cárcel.
Antes del juicio, Mar, la redactora que primero denunció a Gordillo, ha comparecido ante los medios y, tras mostrarse convencida de que "la verdad y la justicia ganarán", ha confesado entre lágrimas por qué no ha querido ocultarse: "No he hecho nada malo. La vergüenza ha cambiado de bando".
Una vez en el juicio, protegida por una mampara para evitar la confrontación visual con el acusado, Mar ha ratificado el relato de su denuncia: que Gordillo le tocó las nalgas y los genitales por encima de los pantis, tras meter su mano por el camal de sus pantalones cortos, haciendo con la mano movimientos masturbatorios mientras ambos estaban pidiendo una copa en la barra de la discoteca Apolo de Barcelona, donde acabó la cena de empresa.
"¿Como le voy a decir algo a mi jefe?"
Según ha explicado entre sollozos, Gordillo la magreó sin mediar palabra y sin ni siquiera mirarla, lo que la dejó en estado de "shock" y "bloqueada". "No entendía nada, era muy raro. Es que podía ser mi padre", ha recordado.
La víctima, de 25 años, ha detallado que esa sensación de "miedo, de bloqueo", fue lo que le impidió dirigirse y enfrentarse a Gordillo. "Pensaba: ¿cómo le voy a decir yo algo a esa persona, que es mi jefe?", ha dicho.
Tras regresar a la pista de baile durante diez minutos -situación que consta en los vídeos de la sala Apolo pero que Mar dice no recordar-, la periodista acabó derrumbándose ante varios de sus compañeros. "Saül me ha tocado", aseguran sus colegas que repetía, mientras se señalaba las partes íntimas, presa de los nervios y con dificultades para hablar e incluso para respirar.
En las antípodas de su testimonio está la versión de Saül Gordillo; el periodista admite que tocó las nalgas a Mar y la agarró por el abdomen -sin deslizar nunca sus manos a los genitales de Mar- pero insiste en que fue un acercamiento "no solo consentido, sino también satisfactorio" en el que la denunciante llevó la iniciativa "en todo momento".
Según Gordillo, Mar estaba flirteando con él desde el bar donde el grupo estuvo tomando unas copas después de la cena: "mantiene conmigo una conversación atípica en el ámbito profesional y laboral, me dice que se lo está pasando muy bien, me echa piropos, me caes bien, me gustas. Hay un juego de seducción que sigue en el taxi y después en el Apolo".
"Yo veo a un persona eufórica, empoderada, exultante, que sabe lo que quiere, que corta el bacalao, lleva la iniciativa (...) Un 99,9 % de los humanos entenderían que era consentido", se ha defendido Gordillo, que ha recordado que es un hombre casado y que en consecuencia él también "consentía".
Es más, el exdirector de Principal ha agregado que fue Mar quien lo cogió de la mano y lo guió hasta la barra, que en la pista estuvo arrimándose a él "más allá de lo que sería un simple baile" y que le buscó la cara haciendo ademán de besarlo hasta que él la detuvo para evitar una "situación violenta" ante el resto de compañeros.
Gordillo mantiene que, tras los tocamientos en la barra, Mar no solo no mostró "incomodidad y sorpresa", sino que le invitó a ir juntos al lavabo, oferta que él rechazó y que, asegura, provocó en la denunciante un gesto de "enfado".
"Coger la mano no es consentir"
Un relato que ha cuestionado la fiscal Pilar Izaguirre, quien ha justificado la subida de condena que propone para Gordillo en que no hay ninguna circunstancia en los hechos y en el acusado que aconseje imponer en este caso una pena atenuada por agresión sexual.
La fiscal ha puesto en duda el relato del exdirector de Catalunya Ràdio y ha restado importancia a la grabación de las cámaras de la discoteca que su abogado esgrime como prueba clave de defensa y que lo muestran muy cerca de la denunciante antes del encuentro en la barra: "coger la mano y atravesar la discoteca juntos no es consentir", ha sentenciado.
El ministerio público se ha apoyado también en las rotundas conclusiones de los forenses que examinaron a la víctima, quienes han destacado la "coherencia" del relato de la denunciante, sin asomo de "simulación", y han dado fe del estrés agudo -y después postraumático- que le provocaron los hechos.