Más de 29.300 personas, el equivalente a todos los habitantes de ciudades como Martorell o Sitges, han muerto en Catalunya desde el inicio de la epidemia de covid, ya sea porque han contraído la enfermedad o por las complicaciones derivadas de haberse infectado del virus SARS-CoV-2.
Según los datos del registro de defunciones por la pandemia del Departament de Salut, hasta finales del 2022, el número de muertos era de 29.290, contando tanto las defunciones de personas con covid como causa de la muerte (por covid) o como causa que ha contribuido a la defunción (con covid), a los cuales hay que añadir los muertos durante los últimos días.
Desde el pasado 20 de junio hasta la última semana de diciembre han muerto en Catalunya por la covid un total de 1.654 personas, es decir, una media de más de nueve personas al día, lejos del récord de muertes en 24 horas, que ocurrió el 30 de marzo de 2020, cuando murieron en Catalunya 417 personas en un día, el equivalente a dos aviones de pasajeros completos.
Pero es que en aquellos días entre marzo y abril del 2020 se produjeron más de 300 muertes diarias en Catalunya, con un pico de 2.654 muertos en una semana, entre el 29 de marzo y el 4 de abril de hace dos años.
La primera muerte oficial por covid en Catalunya fue la de una anciana de 87 años con patologías previas que murió el 6 de marzo en el Hospital Can Ruti de Badalona (Barcelonès).
Sin embargo, aunque murió a primera hora de la tarde del 6 de marzo, el registro de Salut la inscribe como difunta el 7 de marzo, junto a una segunda víctima, porque fue notificada por la funeraria el día siguiente.
El anuncio de esta primera víctima por covid en Catalunya la hizo en una rueda de prensa lo entonces secretario de Salut Pública, Joan Guix, quien aquel 6 de marzo confirmó que hasta este día había 46 pacientes diagnosticados de la nueva y desconocida enfermedad.
Acompañado por la jefa de Urgencias de Can Ruti, Anna Carreras, reveló que la anciana no había viajado a ninguna zona de riesgo, que se desconocía como se había contagiado y que había ingresado pocas horas antes de morir con un cuadro grave de fiebre, inestabilidad termodinámica e insuficiencia respiratoria.
Aquel día saltaron todas las alarmas, el departamento de Salut comprobó que no podía controlar los contagios, que la enfermedad causaba muertes rápidas en personas mayores con patologías previas y que se estaban dando casos similares en otras partes de España.
El 6 de marzo de 2020 ya había en Catalunya un centenar de profesionales sanitarios aislados porque habían estado en contacto sin protección con pacientes infectados y 500 personas más en cuarentena por ser contactos.
Con la mujer muerta en Badalona, ya eran ocho las personas muertas por la epidemia en España -cuatro a Madrid, una en Zaragoza, una en Valencia y otra en el País Vasco- y 383 los casos confirmados.
Ocho días después, el 14 de marzo, el gobierno español aprobó decretar el estado de alarma para combatir una pandemia que se extendió como la pólvora, que se cebó sobre todo en los geriátricos y en las zonas urbanas.
Tres meses después ya había en Catalunya más de 12.300 muertos, el 80% de ellos mayores de 70 años, y más de 367.0000 infectados por el nuevo virus, que se atajó inicialmente con un rígido confinamiento de varias semanas, y, más tarde, a finales de diciembre de 2020, con el inicio de la vacunación masiva.
Más de dos años después, el virus sigue circulando y el pasado mes de diciembre causó más de 150 muertos, nuevo de ellos la semana del 26 al 31 de diciembre.