El régimen de Corea del Norte confirmó este martes que lanzará en junio su primer satélite militar espía con el objetivo de vigilar los movimientos de tropas y unidades de Estados Unidos y sus aliados en tiempo real.
Pyongyang ya había afirmado en abril que el lanzamiento sería «pronto», sin dar más detalles. Ahora ha fijado los días entre el 31 de mayo y el 11 de junio cómo las posibles fechas para ejecutar la operación.
Tras conocerse el anuncio, el Gobierno de Japón ha activado la alerta aérea. El primer ministro, Fumio Kishida, indicó en su cuenta de Twitter que las autoridades de su país creían que Corea del Norte involucraría también un «misil balístico» de manera encubierta y dió instrucciones de «prepararse para circunstancias imprevistas».
Según Tokio, Pyongyang informó a la guardia costera japonesa que el cohete caerá en las en aguas del mar Amarillo, el mar de China Oriental o el este de la isla Luzón, en Filipinas.
El presidente norcoreano, Kim Jong-un, ha pedido desplegar varias unidades de reconocimiento en diferentes órbitas ante las acciones «temerarias» de Washington y Seúl.
Pyongyang siente «la necesidad de expandir los medios de reconocimiento e información y mejorar varias armas defensivas y ofensivas, con el fin de mejorar su disposición militar».
El vicepresidente de la Comisión Militar Central del gobernante Partido de los Trabajadores, Ri Pyong Chol, ha denunciado que los ejercicios castrenses conjuntos de Estados Unidos y Corea del Sur muestran abiertamente su «imprudente ambición de agresión».
En defensa, Tokio ha indicado que cooperará con EE UU, Seúl y otros países para «instar firmemente al régimen de Kim a que actúe con moderación». Washington ha advertido este martes de que el inminente lanzamiento supondrá una «violación» de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que prohíben al país realizar ensayos balísticos de largo alcance. «Pedimos a Corea del Norte evitar actividades ilegales y solicitamos que se comprometa con los principios de la diplomacia», ha indicado el Departamento de Estado norteamericano.
El primer satélite espía de la dictadura asiática se terminó de construir en abril, cuando Pyongyang aseguró que obtener esta tecnología era «necesaria para reforzar la capacidad militar de autodefensa». Kim siempre ha hecho alarde del potencial de desarrollo de su industria espacial en este campo.
