La siniestralidad en las carreteras catalanas hasta el 31 de agosto de este año se ha reducido un 10% respecto al mismo periodo del 2022, con 104 personas muertas en 92 accidentes mortales, de las cuales el 32% eran motoristas y el 80%, hombres.
Según informa este viernes el Servei Català de Trànsit (SCT), entre el 1 de enero y el 31 de agosto ha habido 104 víctimas mortales ante las 116 que hubo el mismo periodo del año pasado, cosa que representa una reducción del 10%. Comparado con el 2019, año anterior a la pandemia, la disminución ha estado del 15%.
Desde comienzo de año, se han producido 92 accidentes mortales, cuando en el mismo periodo del 2022 hubo 107, de forma que también ha habido una disminución de los siniestros con personas muertas, en este caso, del 14%.
Una de los datos más destacados es que del total de víctimas mortales, el 32% de los muertos eran motoristas, es decir, una de cada tres personas muertas.
Hasta ahora han perdido la vida a las carreteras catalanas 33 motoristas, mientras que el año pasado la cifra fue de 31, y el 2019, 37.
El incremento de la siniestralidad en este colectivo empezó el pasado mes de marzo y continuó en mayo, junio y julio, si bien en agosto se ha frenado ligeramente la tendencia al alza.
El colectivo llamado vulnerable, que incluye motoristas, ciclistas y peatones, ha representado casi la mitad de las víctimas mortales, en concreto, el 44% del total: además de los 33 motoristas, han muerto 9 peatones y 4 ciclistas.
Por sexos, se mantiene la misma tendencia del año pasado y este 2023, 8 de cada 10 muertos han estado hombres. En concreto, 86 hombres han perdido la vida en la red viaria catalana ante 18 mujeres.
Por edad, la franja que concentra más víctimas mortales es la que va de los 45 a los 54 años, con 20 personas muertas, hecho que supone un aumento del 25% respecto al 2022.
En cuanto a la tipología de los accidentes mortales, el 30% han estado choques frontales, con 27 siniestros con víctimas, y en el 70% de los casos se han visto implicados más de un vehículo -64 de los 92 siniestros-.
Por otro lado, ha bajado la siniestralidad a la AP-7 en un 55%, con 9 personas muertas ante las 20 del 2022, a pesar de que sigue siendo la vía con más víctimas mortales.
Por demarcaciones, han disminuido las víctimas mortales a la de Barcelona, Girona y Tarragona, y solo han subido en la de Lleida.
En la de Barcelona, ha habido 40 víctimas mortales, 9 menos que el 2022, y 16 eran motoristas.