Las temperaturas extremas provocadas por el cambio climático ya están originando más casos y más graves de enfermedades respiratorias y cardiovasculares en la población española, según ha advertido el jefe del Área de Clima y Salud de Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), Xavier Rodó.
Rodó (Terrassa, 1965) ha asegurado que las temperaturas extremas, frío y calor, sumado al aumento de la polución, está agravando enfermedades pulmonares, como el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), broncorespiratorias y broncopulmonares, infartos de miocardio y afecciones cardiovasculares.
Rodó, que fue entre 2008 y 2013 director fundador del Instituto Catalán de Ciencias del Clima (IC3), institución pionera en la vinculación del estudio de la biosfera y de los comportamientos del clima, afirma que las personas que corren mayor riesgo de sufrir estas afecciones con los efectos del cambio climático son los niños, las embarazadas y las personas mayores, ya que son más vulnerables.
El ingeniero y epidemiólogo subraya que otra de las causas de estas enfermedades es "la contaminación y la emisión de gases tóxicos y nanopartículas que hay en el aire, en concreto, en las ciudades". "Si no se cambia pronto esta situación los efectos en la salud de las personas empeorarán", avisa el experto, en consonancia con el informe hecho público esta semana por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que afirma que la contaminación atmosférica es la causante de siete millones de muertes al año.
"Debemos exigir a las autoridades y a los gestores de salud pública que el aire que respiramos sea mejor y que los gases y partículas que tienen un efecto sobre la salud, y que cada vez vamos descubriendo más, se regulen, no solo a nivel de la Unión Europea, sino en España", dice Rodó, que recalca que "polución y cambio climático van de la mano".
Una de las medidas más urgentes que Rodó reclama es crear sistemas para monitorizar de manera continua la calidad del aire en las ciudades y proporcionar en tiempo real información a los ciudadanos sobre la contaminación atmosférica en las calles que están transitando.
Laboratorios móviles
Para llevar a cabo estos sistemas de monitorización propone seguir el modelo que ya existe en ciudades como Londres, Manchester o Estocolmo mediante laboratorios móviles que "barren" la ciudad. Rodó, que también fue director del Laboratorio de Investigación Climática del Parque Científico de la Universidad de Barcelona (PCB-UB), cree que estos sistemas de control continuo que ahora no son obligatorios, lo serán en un futuro. "Entonces, ¿por qué no adelantarse? Esta es la diferencia entre países de primer nivel y países que no lo son", señala.
"Nuestros gobiernos -reflexiona- tienen miedo a la información porque la información crea alarma y esta alarma crea una respuesta social. Los científicos creemos que la información es poder de actuación y es capacidad de mejora de la salud de las personas. En este sentido, se han hecho avances, aunque tenues, que requieren de un mayor esfuerzo para poder determinar la calidad del aire a la cual estamos expuestos y así mejorarla".
Rodó ha recordado que un reciente estudio del ISGlobal, centro impulsado por la Fundación La Caixa, ha demostrado que las temperaturas extremas altas también están aumentando el número de muertes en el arco del Mediterráneo, donde hasta ahora era más habitual una mayor mortandad en invierno. Para analizar cómo el cambio climático afectará a las enfermedades, Rodó, que fue investigador posdoctoral y científico visitante en la Universidad de Princeton, en el COLA en Maryland y en la Scripps Institution of Oceanography en La Jolla (California), ha liderado el desarrollo de Modelos Computacionales Predictivos, un proyecto que integra el papel del clima como variable en la aparición de enfermedades y desorganizando el sistema epidemiológico.
El epidemiólogo, que ha publicado más de 110 artículos científicos, pone como ejemplo que el cambio climático, que está conllevando sequías extremas en muchos lugares de África, está eliminando el mosquito que transmite la malaria en estas zonas, aunque aumenta en otras donde la lluvia y la humedad se ha hecho más presente. "Podemos prever la evolución climática y, por lo tanto, el impacto que puede tener en la población, lo que, trasladado a los sistemas de salud pública, les debería permitir anticiparse y prever la dimensión de los esfuerzos que tiene que hacer para mitigar estos impactos", concluye el investigador.