2024 fue un año récord para el clima europeo. Según el informe “Estado del clima en Europa” de Copernicus, el último año fue el más cálido en el Viejo Continente desde que se tienen registros. Esta tendencia de calentamiento vino acompañada de un aumento de fenómenos meteorológicos extremos, especialmente graves en la cuenca mediterránea. Uno de los episodios más impactantes tuvo lugar entre el 28 de octubre y el 4 de noviembre, cuando una dana (depresión aislada en niveles altos) provocó lluvias torrenciales en el este de España. El 29 de octubre, la Comunidad Valenciana vivió una de las peores inundaciones de las últimas décadas. En solo doce horas se acumularon hasta 720,4 mm de precipitación, superando varios récords nacionales de lluvia.
Según el informe de Copernicus, el balance humano y económico es estremecedor: al menos 232 personas perdieron la vida en la provincia de Valencia, y también se registraron víctimas mortales en Albacete, Cuenca y Málaga. Las pérdidas económicas superan los 16.500 millones de euros, entre infraestructuras afectadas, viviendas inundadas y daños agrícolas. En 24 horas, se registraron 771,8 mm en Turís Mas de Calabarra, la segunda cifra más alta registrada en España. El agua hizo desbordar los ríos Turia, Cabriel y Magro, que arrasaron con todo a su paso hasta llegar a los municipios costeros.

Según Florence Rabier, directora general del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas, casi un tercio de la red fluvial europea superó el umbral de inundación extrema en 2024, y el estrés térmico sigue aumentando en todo el continente, lo que pone de manifiesto “la importancia de reforzar la resiliencia frente al cambio climático.”
El informe concluye que el año 2024 refuerza la tendencia de calentamiento observada desde el siglo XXI, con un incremento de fenómenos extremos como inundaciones, olas de calor e incendios forestales. Estos impactos no solo suponen una amenaza para el medio ambiente, sino que tienen consecuencias humanas y económicas cada vez más graves.
La Unión Europea advierte que es necesario adaptar las infraestructuras, revisar los protocolos de protección civil y avanzar en la mitigación del cambio climático si se quieren evitar escenarios futuros aún más dramáticos.
Un año de inundaciones en toda Europa
El episodio valenciano es solo un ejemplo de un patrón que se repitió a lo largo de 2024 en gran parte del continente. En enero, la tormenta Henk causó graves inundaciones en Inglaterra, Gales y el norte de Francia. En febrero, el norte de España también sufrió las consecuencias de lluvias persistentes. Francia, Alemania, Bélgica y los Países Bajos registraron varios episodios de inundaciones en mayo, mientras que en junio el sur de Alemania y Suiza se vieron afectados por crecidas de ríos y desprendimientos.
En septiembre, la tormenta Boris se convirtió en una de las más destructivas jamás registradas, afectando a ocho países de Europa Central y del Este. En Bosnia y Herzegovina, las lluvias provocaron la peor inundación desde 2014. Todo ello evidencia una intensificación en la frecuencia y gravedad de los fenómenos hidrometeorológicos a causa del cambio climático.
Temperaturas récord y contrastes climáticos
Según el informe, 2024 no solo fue el año más cálido para Europa, sino que el 85% del territorio registró temperaturas muy superiores a la media climática. La anomalía positiva más acentuada (entre 2 y 3 °C por encima de la media) se localizó en Europa del Este, sudeste y partes del sur de la península ibérica.
El número de noches tropicales (temperaturas mínimas superiores a 20 °C) también se disparó en regiones como Grecia, Italia y el sureste europeo, con incrementos de hasta 55 noches respecto a la media. No obstante, algunas áreas del sur de España y Portugal registraron ligeras disminuciones. Las olas de calor extremo, con temperaturas percibidas superiores a los 46 °C, fueron puntuales pero afectaron zonas del sur y este de la península ibérica, Azerbaiyán y Turquía.
Alto riesgo de incendios y contrastes de precipitación
La temporada de incendios fue más larga de lo habitual, con riesgo elevado especialmente en septiembre en Portugal y España debido a la combinación de sequía y fuertes vientos. Aun así, el número de incendios no fue excepcional. En junio y agosto, el sureste europeo también registró condiciones propicias para el fuego a causa de las altas temperaturas.
El 2024 también destacó por un fuerte contraste este-oeste en términos de precipitación. Mientras Europa Occidental (especialmente desde España hasta Fennoscandia) vivió uno de los diez años más lluviosos desde 1950, el este de Europa registró menos precipitaciones y una duración del sol muy superior a la media. Alemania quedó en el centro de este contraste, evidenciando la distribución desigual de los efectos climáticos en el continente.