Este año puede ser un punto de inflexión para saber el camino que tomará el mundo en las próximas décadas, y ese destino, en parte, yace en nuestras manos. En las tuyas, lector, y en las mías, periodista. Me explico: 2024 es el mayor año electoral de la historia.
Más de 2 billones de personas están llamadas a las urnas en más de 70 países (la India y China entre ellos), algunos de ellos aquejados por el auge de la extrema derecha y los populismos que amenazan con dinamitar los avances sociales que apenas empezaban a consolidarse tras años de activismo y lucha.
Dos procesos electorales destacan entre todos los programados para este año: las elecciones al Parlamento Europeo y las presidenciales de Estados Unidos.
A pesar de sus numerosos errores y mezquindades (no podemos olvidar, por ejemplo, la guerra de Irak, el fiasco en Afganistán o la sonrojante respuesta a las crisis migratorias en la frontera con México o en el Mediterráneo), tanto Estados Unidos como Europa han sido los principales motores de la democracia, los derechos humanos y la libertad de prensa en todo el mundo. Unos motores que ahora corren el riesgo de gripar.
El primer test será en Europa. Más de 400 millones de electores estamos llamados a las urnas entre el 6 y el 9 de junio. Unas elecciones que, en realidad, son un referéndum al propio concepto de Unión Europea ante el auge de la ultraderecha con un marcado tono antieuropeo en países como Austria, Alemania, Francia, Polonia, Rumanía, Croacia, Finlandia, Suecia, Holanda, Eslovaquia y España, entre otros. En Hungría (desde 2010) y en Italia, estas formaciones ya ostentan el poder.
Los resultados que salgan de las urnas en Europa no solo pueden ser un impulso para Trump en Estados Unidos, sino también una validación de las autocracias de Vladímir Putin en Rusia o Aleksandr Lukashenko en Bielorrusia. Ambos buscan este año la reelección en unos comicios de cartón piedra, con la oposición en la cárcel y la prensa en el exilio.
Unos plebiscitos que llegan, además, en un momento en el que las reglas de uso (y abuso) de la inteligencia artificial están por definir, y la desaceleración económica y la crisis climática amenazan con incrementar las diferencias sociales y acentuar la polarización. Todo ello, mientras las bombas caen en Gaza y Ucrania, y las guerras de Sudán, Yemen, Burkina Faso o Myanmar se cronifican.
Los periodistas tenemos la responsabilidad de ejercer la profesión de manera honesta
Ante este panorama, creo que es esencial que los ciudadanos seamos libres a la hora de formarnos una opinión, y la única manera que conozco de ejercer esta libertad de opinión es accediendo a una pluralidad de medios de información cuyo periodismo está basado en hechos, no en conjeturas.
Por desgracia, este es un tipo de periodismo que incomoda a la ultraderecha, cuyos discursos apelan al miedo y a la frustración ante la incertidumbre, nunca a la razón. Como resultado, más de 840 periodistas y medios de comunicación en Europa recibieron algún tipo de amenaza física, verbal, agresión o campaña de desinformación en los primeros seis meses de 2023, un 50% más que en el mismo periodo del año anterior (550).
Estos son datos de la plataforma Mapping Media Freedom, una coalición de organizaciones de defensa de la libertad de prensa, de la que también es miembro el Instituto Internacional de la Prensa (IPI).
Por lo tanto, garantizar la libertad de prensa es garantizar que todos nosotros podamos formarnos una opinión en libertad. Para ello, las instituciones y los medios deben poner los mecanismos de protección para que los periodistas podamos ejercer nuestra profesión sin miedo.
Los periodistas, por nuestra parte, tenemos la responsabilidad de ejercer la profesión de manera honesta. Lo debemos hacer siempre y, especialmente, este 2024.
Por último, el lector también tiene la responsabilidad de comparar la misma información en varios medios, de exponerse a distintas líneas editoriales, de identificar si las noticias que recibe en WhatsApp o Telegram proceden de fuentes creíbles.
A lo largo de este año, La mirada desde Viena dedicará este espacio para exponer las distintas estrategias que forman parte del manual de la ultraderecha y otros populistas para distorsionar los hechos con bulos o medias verdades con el objetivo de intimidar a periodistas y, sobre todo, manipular la opinión pública, ya que tu opinión, lector, cuenta siempre y, especialmente, este 2024.